En mi último artículo para el Instituto Juan de Mariana hablo del papel que ha jugado el mercado en el rescate de los 33 mineros chilenos. Como de costumbre, su "mano invisible" pasa desapercibida.
Como explica Danniel Henninger en el Wall Street Journal, si este accidente hubiera tenido lugar 25 años atrás, los mineros no hubieran podido ser rescatados, por mucho que el Estado hubiera sufragado toda la operación. ¿Qué es lo que ha marcado la diferencia?
El taladro de la empresa Center Rock y el cabezal de la empresa Schramm. Sin esta innovación tecnológica, motivada por el afán de lucro, no se hubiera podido perforar un agujero hasta esa profundidad, como se ha hecho.
Los mineros chilenos vieron películas a través de un proyector integrado en un teléfono móvil de Samsung, evitaron los hongos y otras infecciones gracias a unas medias de Cupron elaboradas con fibra de cobre que protegen de las bacterias, y se comunicaron en videoconferencia con el exterior gracias a la fibra óptica de Micomo. Movistar también entregó dos teléfonos satelitales con llamadas gratuitas a las autoridades de gobierno de la zona.