En este artículo en Libertad Digital presento varios argumentos y datos a favor de la libertad de armas, ahora que la tragedia de Tucson ha vuelto a poner el debate en portada. No es una causa popular en España (donde incluso la autodefensa está mal vista), pero sí lo es en Estados Unidos.
Hasta 15 estudios desde 1976 contabilizan entre 760.000 y 3,6 millones de usos defensivos de armas de fuego al año (una media de 1,8 millones). Uno de los estudios más rigurosos sitúa en 400.000 los usos defensivos anuales que con "total o casi total certeza" salvan una vida, excluyendo los usos policiales y militares. Aún suponiendo que un porcentaje de la gente encuestada haya exagerado la descripción del suceso, se trata de un número extraordinariamente más alto que la cifra anual de muertos y heridos por arma de fuego (30.000 y 70.000 respectivamente). (...)
Estos datos pueden sorprender a los prohibicionistas que se acogen intuitivamente a esta hipótesis: el aumento de la disponibilidad de los medios para cometer crímenes conlleva un aumento de la comisión de crímenes. Pero hay una hipótesis alternativa que encaja con los datos: un mayor acceso de los ciudadanos a las armas de fuego aumenta el riesgo de los potenciales criminales a experimentar consecuencias no deseadas (que incluyen recibir un disparo, ser reducido con amenaza de disparo, o simplemente ser incapaz de consumar el crimen). En otras palabras, más armas implican más disuasión.
Imprescindible la lectura de esta entrevista a John Lott en National Review. En el mismo medio también recomiendo este atinado artículo de Robert VerBruggen en NR: How to Write About Firearms. A guide for liberal columnists who don’t want to sound stupid about guns.Y en Reason, Steve Chapman: Why Gun Control (Still) Won't Work (HT: Manuel).
Gabriela Calderón escribe sobre la experiencia en Ecuador y otros países (HT: Valín).