Después de criticar a los laboristas, a los Lib Dem y a los conservadores, en mi último artículo para Factual hablo de las alternativas: la abstención, el UKIP, y el Libertarian Party.
Leedlo entero. Las elecciones en el Reino Unido son el jueves 6 de mayo.Si pudiera, ¿a quién votaría? Cameron es el menos malo de los tres en economía, pero la diferencia es tan marginal y su falta de principios tan irritante, que no merece respaldo. La abstención sería una alternativa razonable: una forma de expresar rechazo a esta farsa y desmarcarse de las políticas (a buen seguro antiliberales) del próximo gobierno. Al fin y al cabo, si entramos en una tienda y no vemos nada que nos guste, no estamos obligados a comprar. El problema es que en una social democracia luego no nos dejan salir de la tienda: el resto de clientes nos endosan el producto que ellos quieren. En esta tesitura, ¿no es preferible pujar por la opción menos dañina de entre las disponibles?
Respeto a quienes se decantan por el mal menor (no como hooligans, sino tapándose la nariz), pero yo prefiero la abstención o el voto a terceros partidos más radicales, como el UK Independence Party o el Libertarian Party.
El UKIP es el partido euroscéptico estrella. Su propuesta fundacional es sacar al Reino Unido de la UE manteniendo el libre comercio. Aunque es el segundo partido en Bruselas (con 13 diputados y el 16,5% de los votos), es difícil que consiga algún diputado en las nacionales. El UKIP habla claro y directo: quiere echar a dos millones de funcionarios a la calle y recortar el gasto público, reducir el impuesto sobre beneficios y aplicar un impuesto plano del 31% con un generoso mínimo exento, introducir un sistema de cheques en la sanidad y en la escuela, aumentar el gasto en defensa en un 40%, construir más cárceles y endurecer las penas, potenciar la energía nuclear y establecer una comisión que investigue la veracidad del cambio climático, congelar la inmigración, liquidar el DNI, permitir zonas para fumadores en los pubs, descentralizar competencias, hacer festivo el día de St. George. Tienen sus contradicciones, pero me suscitan simpatía. Sería divertido tener a Nigel Farage, azote de euroburócratas, en la cámara de los comunes.