Ahora dirán que defiende el catalán light.
No me considero ni heavy ni light. La cosa es bastante más compleja y pide dejar de lado los apriorismos. No soy light porque veo crucial para el futuro del catalán que mantenga la identidad respecto al castellano si no quiere acabar como el gallego. Ahora, defender la identidad quiere decir defender lo que somos; no lo que habríamos podido ser, que es el extremo en que caen los heavy. (...)
¿Por qué el hablante tiene la sensación de que el catalán es demasiado difícil?
Porque tiene tres frentes abiertos. El de la anormalidad social: una lengua que no es necesaria, siempre es más difícil. El de la interferencia, que afecta cada vez aspectos más estructurales y, por tanto, difíciles de corregir. Y el de una normativa que ya no partía del catalán real cuando se hizo y arrastra, sobre todo en sintaxis, un grado de artificio que no ha enraizado en el uso ni parece que lo pueda hacer. (....)
¿Qué opina del bilingüismo?
En este bilingüismo, en el que todo el mundo sabe castellano y solo unos cuantos catalán, la lengua se irá diluyendo. El catalán solo tendrá futuro si el castellano retrocede hasta tener el peso que tiene el inglés en Suecia u Holanda. No digo que lo tengamos que hacer retroceder. Tal vez el coste en términos de convivencia es excesivo. Lo que digo es que esta es la condición para salvar el catalán. Creo que la sociedad ya es suficientemente adulta para decirle que esto es así, y dejarla decidir. (...)
Yo también soy de la opinión de que el catalán, sin proteccionismo, no lo tiene fácil. Pero en eso consiste la libertad: que sea lo que la gente quiera.