Cuando los franceses discuten sobre su identidad nacional, se están comportando igual que los pueblerinos del rincón más perdido de cualquier país quejándose de que, con la llegada de extranjeros, sus fiestas han perdido el sabor de antaño. Joan Laporta i Estruch es como Nicolas Sarkozy en el ámbito catalán. La gente que presume de avanzados por estar mirando hacia atrás, se nos aparece a muchos de nosotros como unos nostálgicos de un pasado que ya no existe. (...)Evolucionar es abrirse a otros. En España, ya empezamos a descubrir rostros de jóvenes colegas que aparecen en los telediarios con apellidos y rostros exóticos. La piel de los españoles ofrece ahora matices que sustituyen el blanco lechoso. Brasil, un triunfo del mestizaje, y en cierta medida de la asimilación de todo lo que se sienta brasileño, es el contrapunto de una Francia de descorazonadora ranciedad. (...)
El actual presidente, Joan Laporta, en vísperas de dejar ese puesto, se prodiga haciendo declaraciones antiespañolas. Creyéndose campeón de la causa independentista y pensando en su entrada en la política catalana, no siente reparo en ofender a españoles de otras autonomías que se sienten orgullosos de tener un equipo como el Barcelona y una selección española trufada de jugadores catalanes. Laporta debería recordar que muchos de los éxitos del equipo que preside, se han debido a jugadores procedentes de otras tierras y países. Holandeses, brasileños, argentinos y africanos han contribuido a que el mundo entero, haya aprendido a gritar “¡Visca el Barça!”