Este fin de semana aterricé y despegué por primera vez en la flamante T1 del aeropuerto de Barcelona. La verdad es que la terminal es impresionante: abierta, luminosa, prístina. Por fuera tan atractiva como por dentro. Es una de las más estilizadas que he visto, pero debo decir que la T4 es la más espectacular que he visto. La T1 de Ricardo Bofill es una instalación bien hecha, elegante y adaptada a su propósito. El recurso al blanco y al cristal le da una apariencia impoluta, futurismo a lo Gattaca. Pero la T4 de Richard Rogers y Antonio Lamela tiene para mí rango de monumento (además de ser literalmente monumental en dimensiones).
T1