Lo que en realidad se cuestiona no es la aconfesionalidad del Estado sino la capacidad de las sociedades europeas de imponer las normas democráticas sobre lo que para una creciente parte de los habitantes de Europa es la Ley de Dios, y que implica el rechazo a cualquier forma de integración en las sociedades occidentales. (...)
Por otro lado, acierta la dirigente socialista al decir que no siempre es el velo una cuestión religiosa, sino que tiene otras connotaciones, culturales o identitarias. Precisamente por ello, es el velo y no los crucifijos lo que hay que regular en la escuela pública, porque son un símbolo del desafío de los islamistas que pregonan por toda Europa –haciéndose valer de la supuesta libertad religiosa de las niñas– que los musulmanes no deben integrarse en las sociedades europeas. Qué poco queda del laicismo provocador y anticlerical de la izquierda cuando se enfrenta a un crucifijo casi desprovisto de significación en vez de a la férrea voluntad islámica de utilizar a las niñas musulmanas como panfleto de rechazo a la integración, a la laicidad y a la igualdad de la mujer que dice defender la izquierda.
Si no regulamos el uso del velo en la escuela y dejamos la decisión a la supuesta "libertad individual", lo que estamos haciendo en realidad es encubrir otra ley, la Ley de los imanes que pretenden conservar, en plena Europa, el estatus de desigualdad de la mujer y de los homosexuales en el mundo islámico.
El artículo me parece flojo en argumentos y el título ("Sin una ley sobre el velo, el velo será la Ley") ilustra el excesivo simplismo de su enfoque. No son los valores islámicos los que tienen influencia en nuestra cultura, sino los valores occidentales los que hacen mella en la suya. Los países musulmanes más retrógrados son también los menos avanzados y no suponen ninguna amenaza a la hegemonía occidental. Los países musulmanes más avanzados (Turquía, Jordania, los emiratos del Golfo) están muy influidos, en distinto grado, por nuestra cultura y son bastante más tolerantes y cosmopolitas. La superioridad de los valores occidentales se demuestra compitiendo e influyendo, no prohibiendo velos o burkas.
Desarrollé este argumento en un artículo para Libertad Digital también: Compitiendo contra el burka. Creo que puede servir de réplica al planteamiento de Álvaro.
No deja de ser curioso, por último, que muchos de quienes suelen señalar a Estados Unidos como ejemplo, lo repudien esta vez tomando como referencia el modelo de integración francés, que no se ha demostrado muy exitoso habida cuenta de los problemas de inmigración que padece el país (creo que es el único donde empieza a ser una tradición la quema coches por parte de grupos de ascendencia inmigrante). A Estados Unidos no les va tan mal, y la prohibición del velo ni siquiera es debate.
En una nota aparte, Álvaro Vermoet preside la Unión Democrática de Estudiantes, una organización estudiantil de tendencia liberal-conservadora que no conocía (no confundir con la UDE de la Carlos III), y que va directa al blogroll.
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