Un artículo en el Times recoge varias declaraciones de Mozzam Begg, puesto en libertad sin cargos en enero de 2005 después de pasar dos años en Guantánamo.
Cientos de prisioneros han sido liberados sin cargos desde 2002, algunos después de pasar siete años encerrados. Hay 229 prisioneros actualmente. Entre 30 y 80 se consideran detenidos muy peligrosos, y solo 60 de ellos podrían llegar a ser juzgados. No está claro cuál será el destino de los prisioneros restantes.
Leed estos dos artículos en Reason:
- Truth and the Gitmo Detainees: Is every prisoner at Guantanamo really a terrorist? - Steve Chapman
- Guantanamo State of Mind: President Obama should reject arrogant unilateralism - Jacob Sullum
Un breve artículo de Radley Balko de hace dos años, Nowhere to go, resumía así la situación:
In May 2003, Guantanamo held 680 prisoners, the highest number to date. About half have since been released. The Bush administration has claimed the prisoners at the camp represent the “worst of the worst” terrorist threats to the U.S. But when the Seton Hall law professor Mark Denbeaux and the defense attorney Joshua Denbeaux analyzed information supplied by the Defense Department, they found that less than half the inmates were determined to have committed a hostile act against the United States or its allies. Only 8 percent are suspected to be Al Qaeda fighters.
Of the 385 still held at Guantanamo, the Pentagon plans to formally charge 60 to 80. To date, just two have been tried by a military tribunal, and only one, Australian David Hicks, has been convicted. He was sentenced to nine months in prison, which he was allowed to serve in Australia.
Yo no sé si Mozzam Beg es en realidad un terrorista. Tampoco sé si Michael Jackson mantuvo relaciones sexuales con niños. Lo único que sé, como observador externo, es que los tribunales no han podido probar su culpabilidad y ha sido absuelto sin cargos. Su estatus es el mismo que el mío o el de cualquier otro ciudadano, a quien también podrían acusar de algo que luego no pudieran demostrar. Y a falta de información de primera mano, debo asumir que no es culpable. Seguramente un porcentaje de los prisioneros de Guantánamo a quienes no se va a juzgar por falta de pruebas sí son terroristas o tienen lazos con terroristas, y este problema no es baladí. Pero si la sospecha o incluso la certeza de que un porcentaje es culpable basta para condenarlos a todos, significa que es aceptable sacrificar inocentes para retener a unos cuantos culpables. Significa que la libertad de un individuo ya no depende de un proceso judicial sino de la mera voluntad del poder ejecutivo.
Los lectores de este blog sabéis que soy partidario de penas más duras (proporcionales de verdad) para los criminales, preferiblemente en forma de trabajos forzosos para restituir a las víctimas. Pero una premisa esencial de esta postura es el respeto a la presunción de inocencia. Un sistema de justicia hace honor a su nombre si combina penas proporcionales (destinadas a resarcir a la víctima) con un proceso judicial que tenga por objeto demostrar la culpabilidad del acusado más allá de una duda razonable. En ausencia de cualquiera de los dos requisitos no hay justicia sino despotismo, hacia la víctima si no se exige a los criminales que paguen su deuda, hacia los acusados si se les asume culpables sin juzgarles. Ignorar la presunción de inocencia es propio de regímenes totalitarios. Guantánamo es una lacra para la libertad y nadie debería ser acusado de anti-americano por el simple hecho de proclamarlo.