Hace unos meses leí The Politically Incorrect Guide to Islam (and the Crusades), de Robert Spencer. Spencer bloguea en Jihad Watch, una bitácora dedicada a la crítica del jihadismo y al análisis de los peligros del islam en general.
Se trata de un libro divulgativo y provocativo, como todos los de esta serie. Aunque es informativo en varios aspectos, tiene un problema de base que desvirtúa la obra: Spencer asume a lo largo del libro la misma definición de islam que utilizan los fundamentalistas como Bin Laden. Su trabajo no es en realidad una introducción al islam sino al islamismo fundamentalista, y está viciada de origen al identificar lo uno con lo otro en perjucio de todos aquellos musulmanes moderados que están luchando por un Islam tolerante y compatible con los valores de la libertad.
Quiero dedicar esta entrada a comentar este punto.
El libro de Spencer suscribe varias veces de forma explícita y constantemente de forma implícita la interpretación fundamentalista de las escrituras. Para Spencer el islam es en esencia, por naturaleza, intolerante y liberticida, con independencia de lo que piensen aquellos musulmanes que hacen una interpretación no-radical del Corán. Por ejemplo, en la página 44 (énfasis mío):
Up until recent times, other cultural factors have also prevented Muslims, particularly in Eastern Europe and Central Asia, from acting on or even knowing much about Islam’s actual teachings on how to deal with unbelievers.
O en la página 203:
It is only "bad Muslmis", we're told - Wahhabis, other extremists, you name it - who are responsible [de utilizar el Islam para justificar la jihad terrorista]. Yet these very same "bad Muslims" seem to be those who most fervently accept, in every area of life, the actual teachings of Islam (...)
A lo largo del libro Spencer se refiere a las interpretaciones fundamentalistas del Corán como si fueran las únicas auténticas y válidas. Ello hace que su obra sea mucho más polémica y atractiva para los que buscan munición anti-islamista, pero pone en duda su rigor como académico. Sorprende que en un par de capítulos intercale matices bien encaminados como éste:
Nonetheless, there are enormous numbers of Muslims in the United State and around the world who want nothing to do with today's global jihad. While their theological foundation is weak, many are heroically laboring to create a viable moderate Islam that will allow Muslmims to coexist peacefully with their non-Muslim nieghtbors. They are to be commended, but make no mistake: this moderate Islam does not exist to any significant extent in the world today.
Dejando a un lado la tensión entre la afirmación última y la admisión inicial de que hay una "enorme cantidad" de musulmanes moderados, podría estar de acuerdo con este párrafo. Pero de poco sirve que lo incluya si en el capítulo que sigue a continuación vuelve a exponer la interpretación fundamentalista del Islam como si ninguna otra tuviera cabida. Nótese que el título del capítulo ya habla por sí solo: "Islam: la religión de la intolerancia". No el islam de los radicales en oposición al de los moderados (cuya existencia reconoce, admite que son muchos, y considera "heroica"), sino el islam per se.
Spencer está expediendo carnés de pureza musulmana juntamente con los otros "musulmanes de verdad", los fundamentalistas: tanto aquél como estos están de acuerdo en que los musulmanes moderados son "falsos musulmanes", personas que se hacen llamar musulmanes pero que no comprenden las "auténticas enseñanzas del Islam". Los escasos matices aislados que incluye Spencer en su libro no son suficientes para contrarrestar su equiparación constante del islam con el islam fundamentalista.
Los textos divinos no se interpretan solos y nadie tiene el monopolio de esa interpretación. El Corán tampoco exige una lectura más literal que el Antiguo Testamento. Que la interpretación fundamentalista sea la predominante (y que los textos del Corán se presten más fácilmente a esa interpretación) no es óbice para considerar inválidas las interpretaciones alternativas más tolerantes. La interpretación del cristianismo en el sentido de que los otros credos debían perseguirse también predominaba en Occidente durante la Inquisición y ello nada nos dice sobre "el auténtico significado" del cristianismo, que hoy es otro muy distinto. ¿Por qué no puede evolucionar también el significado del islam?¿Por qué son los radicales los que deben definir lo que es el islam y debe petrificarse su significado?
Compartir expedición de carnés con los fundamentalistas es además muy miope desde el punto de vista práctico. Si el objetivo es que el radicalismo amaine y la moderación se extienda entre los musulmanes, no se está incentivando lo segundo si en lugar de recibir a los moderados y mostrarlos como ejemplo a los más radicales nos dedicamos a insultarles diciéndoles que son un fraude, unos falsos musulmanes. Eso solo contribuye a que se sientan en tierra de nadie y alienará a los que están en el margen. En otras palabras, muchos musulmanes están dispuestos a moderarse siempre que perciban esa moderación como una evolución o depuración de los principios islamistas, de modo que la moderación no traicione sus valores más arraigados. Pero si esa moderación significa fraude, traición al islamismo (la idea que tanto los radicales como Spencer y otros promueven) entonces esos musulmanes no se van a moderar, porque el precio a pagar es para ellos demasiado alto. Por supuesto esto no es exclusivo de los mulsulmanes, las personas en general no estamos dispuestas a cambiar de ideas tan fácilmente, aunque sean erróneas. Hemos invertido emocionalmente en los valores e ideas que sostenemos y el entorno en que vivimos ejerce una presión conformista. No somos indiferentes al cambio, y a menudo no bastan solo buenos argumentos, hace falta que las circunstancias, las formas etc. acompañen.
Hay, en definitiva, dos maneras de aproximarse a esta cuestión: o bien se defiende que islamismo es igual a fundamentalismo/terrorismo y todo el que quiera moderarse tiene que declararse anti-islamista, convertirse a otra religión, admitir que es un ignorante o un fraude etc., o bien se defiende que islamismo es lo que los musulmanes moderados dicen que es, para que los radicales (o los que están en el margen dentro de ese grupo) vean el "salto a la moderación" como algo aceptable. Yo me decanto por la segunda opción.