Parece que el Senado reúne los votos necesarios para aprobar la reforma de la sanidad americana antes de que acabe el año.
Roger Senserrich sigue de cerca el debate sobre la reforma de la sanidad en Estados Unidos. En su última anotación defendía el ObamaCare en líneas generales (en una entrada anterior hacía un esbozo de la nueva legislación).
Bajo la categoría de Sanidad he ido recopilando varios artículos críticos con la reforma propuesta por el gobierno de Barack Obama (economistas como Arnold Kling ni siquiera la consideran una "reforma", sino más de lo mismo). Yo también estoy a favor de reformar la sanidad americana, que tiene unos costes elevadísimos que no parecen traducirse en mejoras para la salud. Pero como puntualiza el Cato Institute, estoy a favor de la reforma adecuada, no de cualquier reforma. La reforma adecuada introduciría más elementos de mercado, fomentaría la competencia y concedería más poder al individuo para controlar su póliza y sus costes. En la página del Cato sobre la reforma sanitaria podéis encontrar estudios y propuestas en esa dirección. Recomiendo en particular este resume de la aproximación pro-mercado: What Is the Free-Market Approach to Health Care Reform?
El que crea, después de consultar las anotaciones de Senserrich, que la reforma va a hacer algo por reducir los costes de la sanidad americana, debería leer estos dos artículos recientes de economistas del Cato:
- Five Health Reform Whoppers, Michael Tanner
- How Not to Reform Health Care, Michael Cannon
La reforma implementada en el estado de Massachusetts, que ha sido el modelo de referencia del ObamaCare, ha sido un patente fracaso a la hora de controlar costes y eso debería servir de lección. Leed este artículo: Massachusetts' Obama-like Reforms Increase Health Costs, Wait Times.
El Wall Street Journal dedica un contundente editorial al Obamacare: The "Cost-Control" Health Care Illusion. Critica el contenido de la legislación y echa en falta una medida esencial para reducir los costes de la sanidad: suprimir el incentivo fiscal de las empresas para contratar los seguros médicos de sus empleados, facilitando en su lugar la contratación individual de seguros para que los consumidores de sanidad sean más sensibles a su coste.
One liberal sage noted in a 2007 paper that "four decades of empirical research" have shown that insulating people through third-party insurance coverage "from the full cost of health care has been responsible for anywhere from 10% to 50% of the large increase in health expenditures." Ultimately, he concluded, increasing cost-sharing would give individuals a direct stake in more prudent purchasing, as opposed to today's invisible health dollars that vanish as more expensive premiums, foregone wages and higher taxes.
Those are the words of Jason Furman, now the White House deputy economic director who seems to have been put into witness protection. Every serious health economist in the country recommends reforming the tax exclusion for employer-sponsored insurance, perhaps by converting it to a deduction or credit. Cost control will never stick unless it is extricated from politics and transferred to individuals to make their own trade-offs.
Such reforms were ruled out by union opposition, so the Senate gestures at them with a 40% excise tax on high-cost insurance plans, on the theory that two wrongs will make a right. But this untargeted tax will simply raise the cost of coverage for all workers in a given pool—it's too clever by 40%—while doing nothing to stem the distortions from first-dollar, third-party insurance.
Ya que estamos en el tema de la sanidad, Tyler Cowen y Arnold Kling recomiendan esta entrevista a Jonathan Bush sobre los beneficios que la "revolución digital" en medicina aporta a pacientes y doctores, también en el WSJ.
Actualización: Roger Senserrich escribe otro comentario en su blog. Señala que la reforma en Massachusetts, que sirve de inspiración al ObamaCare, ha proporcionado cobertura a más gente aunque "no ha reducido los costes demasiado". En realidad los costes han aumentado bastante, por encima de la media nacional, la lista de espera se ha incrementado, los premiums para muchas familias se han encarecido, el rango de opciones de planes de seguros se ha reducido y la calidad de los servicios se ha resentido. Ahora parece que se plantean propuestas para "racionar" la oferta. Este es el precio de la reforma en Massachussetts.